Los seres humanos somos unas especie despiadada, que busca sin lugar a dudas, su avance sin importar el exterminio de otras. Quiero hacer énfasis en estas palabras introductorias, porque no hay mas verdad que la actitud perjudicial que una gran cantidad de personas demuestran. Pareciera que en sus venas fluyera una corriente de frialdad y por sus gargantas una sed de destrucción. No solo aniquilan asus enemigos aserrimos, rivales o contrincantes; sino que también, al utilizar armas de destrucción masiva, contribuyen al deterioro de nuestro planeta. Hace muchos años fue el acontecimiento en Iroshima y Nagasaqui, sin embargo, esta población, su fauna y flora, sufrieron secuelas imborrables.
Muchas otras armas como las minas quiebra patas ocacionan, gracias a los químicos que contiene, que el suelo se deteriore.
Solamente en nuestro país, la constante lucha con los grupos revolucionarios alzados en armas y la eliminación de los cultivos ilicitos con espermicidas (especialmente el agente naranja), perjudica indirectamente a millones de animales y plantas del sector.
Al ocacionar guerras contra los bandos enemigos tambien ocacionamos daños a nuestro propio bando y a los bando amigos.
¡NO GUERREES CONTRA EL PLANTETA, QUE ÉL LUCHA A TU FAVOR!
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